Cuando escuchas “queso de cerdo”, probablemente te imaginas un bloque cremoso, hecho con leche y que se funde en la boca. Sin embargo, este nombre esconde uno de los embutidos más curiosos y deliciosos que existen.
El queso de cerdo, también conocido como cabeza de jabalí, queso de cabeza o queso de puerco, es un producto que sorprende desde el primer bocado. Aunque se llame “queso”, en realidad no lleva ni una gota de leche, sino que se elabora con diferentes partes de la cabeza del cerdo y se presenta en forma de fiambre compacto y gelatinoso.
En este artículo vas a descubrir qué es exactamente, cómo se prepara, su historia, propiedades, usos en la cocina y por qué deberías probarlo al menos una vez en tu vida. Gracias a nuestra experiencia elaborando embutidos artesanales desde 1945, trabajamos para ser la mejor carnicería online barata de España y por ello, aquí te damos toda la información que necesitas saber sobre el queso de cerdo.
Origen y tradición: el nacimiento del queso de cerdo
El queso de cerdo en España tiene una historia profundamente ligada a la cocina popular y a las costumbres rurales. Durante siglos, en las matanzas tradicionales, el cerdo era aprovechado al máximo. Se decía “del cerdo, hasta los andares”, y no era solo un dicho: cada parte tenía un destino, y ninguna se desperdiciaba.
En la época medieval, cuando el acceso a la carne fresca era limitado y había que encontrar formas de conservarla, surgieron recetas como el queso de cerdo. Se cocía la cabeza del animal junto con otras partes (lengua, orejas, morro y, en algunos casos, incluso corazón y patas), se deshuesaba, se picaba finamente y se prensaba en moldes, aprovechando la gelatina natural que liberaba la carne al cocerse.
Este fiambre resultante era barato, fácil de conservar y muy nutritivo, lo que lo convirtió en un alimento esencial en el campo. Hoy, aunque su consumo no sea tan extendido como antaño, sigue siendo un auténtico manjar para los amantes de la tradición y la cocina auténtica.
Ingredientes del queso de cerdo
Aunque la base principal es la cabeza del cerdo, hay quienes también añaden lengua, orejas, papada e incluso patas. Estos cortes, ricos en colágeno, son los responsables de esa textura gelatinosa tan característica.
A la carne se le añaden especias y condimentos para darle sabor y personalidad. Los ingredientes más habituales incluyen:
- Ajo fresco o molido.
- Pimienta negra.
- Comino.
- Orégano.
- Laurel.
- Vinagre blanco o de vino.
- Sal.
A veces, se añaden cebolla y puerro para aromatizar el caldo de cocción.
La clave está en el equilibrio: demasiadas especias pueden tapar el sabor natural de la carne, mientras que muy pocas dejan un resultado plano. Cada familia y cada región tienen su propio secreto para lograr un sabor único y memorable.
Cómo se hace el queso de cerdo: receta tradicional paso a paso
Si alguna vez te has preguntado por la receta del queso de cerdo, aquí te dejamos el proceso tradicional, heredado de generación en generación:
Cocción de la cabeza
Se limpia y lava bien la cabeza del cerdo y las demás partes seleccionadas. Se cuecen en una olla grande con agua, sal, laurel, ajo y cebolla durante unas 2 a 3 horas, hasta que la carne se desprenda fácilmente de los huesos.
Deshuesado y picado
Una vez cocida, se deja enfriar un poco y se deshuesa minuciosamente para eliminar cualquier resto de huesos o cartílagos duros. La carne se pica en trozos pequeños, cuidando que quede una mezcla uniforme.
Condimentación y mezcla
Se añaden las especias: comino, pimienta, orégano, vinagre y sal. Se mezcla bien para que todos los sabores se integren, formando una masa aromática y homogénea.
Moldeado y prensado
La mezcla se coloca en moldes redondos (de ahí el nombre “queso”) o en canastas, y se prensa para compactar bien y eliminar el exceso de líquido. Durante este proceso, la gelatina natural de la carne ayuda a unir todo.
Enfriado y reposo
Una vez prensado, se deja enfriar a temperatura ambiente y luego se refrigera durante al menos 24 horas. Este tiempo de reposo es esencial para que el embutido adquiera su firmeza y su sabor final.
El resultado es un fiambre gelatinoso, firme y lleno de matices, perfecto para cortar en finas lonchas y disfrutar.

Diferentes nombres y variantes en el mundo
Una de las curiosidades del queso de cerdo es la variedad de nombres que recibe según la región.
En España, se le llama queso de cerdo, queso de cabeza, queso de puerco e incluso cabeza de jabalí.
En México, es conocido principalmente como queso de puerco.
En Colombia, se le dice queso de cabeza.
En Argentina y Uruguay, también lo llaman queso de cerdo.
En Italia, existen variantes como coppa di testa, formaggio di testa o testa in cassetta, donde incluso se acompaña con naranja o aceitunas negras.
En Brasil, lo conocen como queijo de porco o sülze (influencia alemana).
Cada país aporta su toque local en condimentos, texturas y acompañamientos, pero el concepto básico se mantiene: aprovechar al máximo el cerdo y crear un fiambre único y lleno de sabor.
Textura y sabor: ¿qué esperar al probarlo?
El queso de cerdo es un embutido que sorprende por su consistencia firme pero jugosa. Al cortarlo, se aprecian los pequeños trozos de carne embebidos en la gelatina natural, lo que da una apariencia marmolada muy característica.
En boca, la textura es suave y cremosa, pero al masticar aparecen matices más intensos gracias a las especias y a los diferentes cortes de carne. El vinagre y las hierbas aportan un punto aromático y fresco, que equilibra la untuosidad de la gelatina.
Se trata de un producto con personalidad, que no deja indiferente a nadie y que resulta irresistible para quienes valoran los sabores auténticos y tradicionales.
Cómo comer la cabeza de jabalí: ideas para disfrutarlo
El queso de cerdo se suele servir en lonchas finas, como si fuera un jamón o un chorizo, y se disfruta especialmente en bocadillos, tapas o tablas de embutidos.
Si quieres sorprender, aquí tienes algunas ideas:
- Tostas crujientes con queso de cerdo y una pizca de mostaza antigua.
- Bocadillos clásicos, con pan rústico, tomate y un chorrito de aceite de oliva.
- Tablas gourmet, acompañado de aceitunas, encurtidos y quesos curados.
- Relleno para empanadas o hojaldres, mezclado con verduras o quesos suaves.
- Ensaladas templadas, para añadir un toque jugoso y diferente.
Acompañado con un buen vino tinto joven o crianza, el queso de cerdo se convierte en el protagonista de cualquier reunión. Si además lo combinas con mermeladas o chutneys, lograrás un contraste de sabores sorprendente y muy sabroso.

Propiedades nutricionales y beneficios
El queso de cerdo artesanal, consumido con moderación, puede aportar interesantes beneficios.
- Rico en proteínas de alta calidad, esenciales para el mantenimiento y reparación muscular.
- Contiene colágeno natural, beneficioso para la salud de articulaciones, piel y uñas.
- Aporta minerales como hierro y zinc, claves para el sistema inmunológico y el transporte de oxígeno.
Eso sí, como cualquier embutido, es importante moderar su consumo y elegir siempre opciones artesanales, sin aditivos artificiales ni conservantes químicos. En Celedonio Montilla, trabajamos con procesos tradicionales, cuidando cada detalle para que disfrutes de un producto auténtico y saludable.
¿Dónde comprar queso de cerdo auténtico?
Hoy en día, es cada vez más difícil encontrar queso de cerdo elaborado de manera artesanal. Muchas versiones industriales incluyen aditivos innecesarios, exceso de sal o conservantes.
En Celedonio Montilla, apostamos por la calidad y el respeto a la tradición. Aquí puedes comprar queso de cerdo online elaborado con las mejores carnes, siguiendo la receta familiar original, y con un proceso lento y cuidado que garantiza un sabor puro y auténtico.
Preguntas Frecuentes sobre el Queso de Cerdo (FAQs)
No, el queso de cerdo no es apto para vegetarianos ni veganos. Aunque su nombre pueda confundir, no es un queso lácteo ni un derivado vegetal: es un fiambre artesanal elaborado con carne de la cabeza del cerdo, a veces con orejas, lengua y otras partes. Este embutido tradicional contiene proteína animal y está pensado para quienes disfrutan de sabores intensos y auténticos.
El queso de cerdo debe conservarse en el frigorífico, a una temperatura de entre 2 y 5 ºC, preferiblemente envuelto en papel de cocina o film alimentario para evitar que se reseque y mantenga su textura jugosa y gelatinosa. Este embutido artesanal no contiene conservantes industriales en su versión auténtica, por lo que es importante consumirlo en un plazo aproximado de 5 a 7 días tras abrirlo para disfrutar todo su sabor.
El sabor del queso de cerdo es intenso, especiado y ligeramente ácido, gracias al vinagre y las hierbas que se usan en su receta tradicional. Su textura es firme pero jugosa, con pequeños trozos de carne envueltos en gelatina natural, lo que ofrece una experiencia única y diferente a otros embutidos. Para muchos, recuerda a la cocina casera de pueblo y conecta directamente con la tradición y la autenticidad gastronómica.